viernes, 2 de diciembre de 2011

Prisma.

Sonido espacial.
Colores de flores ensangrentadas.
Tiempo escurridizo, palancas de reloj imaginario fundiendome entre la gente.
Niebla en negativo, claridad que me sumerge en infinitos pasadizos, pegajosos, recurrentes pasillos de muerte.

Pienso entre espirales y sacudidas de realidad escurriéndose en mi cama.
Me resbalo hasta que mis pies se disuelvan en el suelo.
Y mis ojos como manchas que no se despegan del techo piden la dulce visita de los tuyos.
Bosques acaramelados que esconden sustancias blandas, musicalidades nubosas...

(Musicalidades nubosas, tempestades y huracanes emotivos, perplejidades suaves, dulces augurios y terribles mantras, poesías se escriben en mi craneo, se tatuan en mis huesos...)

Letras que flotan chocan contra mis ventanas, transforman todo mi cuerpo en lienzo.
Dejo de existir entre pulsos incoherentes.
Existo en un lugar no habitable.
Inhóspito palacio de aires tóxicos que revelan mis verdaderas intenciones, pasajeras, inocuas, enfermas y crepitantes.

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