lunes, 5 de diciembre de 2011

Me pierdo, eterna. En el fundamento perfecto de una existencia infundamentada.
Me ahogo, asquerosa. En el reproche diario de las semanas que parecen ser una misma cosa.
Me prometo, mentirosa. En un contrato inútil que jamás puedo creer.
Me enfermo, sana. En padecimientos que me resultan esquivos.
Me arrepiento, excluida. En terrenos acuosos compulsivos.

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