miércoles, 28 de septiembre de 2011

Evadir el porcentaje amenazante que vuela sobre mi cabeza

Memoria fragmentada al final del día.
Momentos tenues y sutiles (lo único que tengo)
Segundos en que mi craneo vacío dejó entrar el aire.
Sonrío con amargura, antes de que mis ojos se cierren.
Mi almohada es un charco de inconclusas expectativas rotas.
Sonrío ácida y desfigurada.
Desafío la amenaza de las posibilidades.
Me aferro enferma, a mi sonrisa de viva/muerta.

Farsa.

Coherencia para los cobardes.
Gusanos embriagados, hinchados en tierra de hojas.
Destellos, peligrosos saltos mortales.
Un puente de 3 palos que me hace llorar...
Y... me olvido, esa es la peor parte, porque también puedo olvidar.
Una uña sucia me raspa los huesos.
Solía mirarte, inválido.
Solía regalarte un último parrafo cada cierto tiempo.
Pero ya sé que este no será.
Y tu... almuérzame, aun retorciéndome de dolor.
Ten una mano sobre mi cabeza, aun desfigurada de asco, aun pérdida en la cálida atmósfera de mis locuras pusilánimes.
Ahórcame...

Traza un mapa en mi espalda dolida y en mi frente afiebrada, entierra una corona burlesca de besos longevos.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Enfermedad.

Tengo la enfermedad de las arrugas en los ojos, la basura en la ropa, el viento en el pelo, encapsulado. En las noches soplo mis sábanas con ese viento tierroso que se me pega en las tardes.
Tengo la enfermedad del pecho bipolar, el que golpea en agonía y golpea en sus primeros momentos de vida. Latidos lentos de miedo, lentos de envidia, lentos en la tibieza de las horas.
Mi enfermedad se da cada cierto tiempo y pierdo la cabeza pronto.
Se me apagan los ojos aceitunados, veo sombras que quieren atacarme, escucho ruidos que me alejan de la tierra. Me elevo a mil pies de altura, pero a la fuerza, justo cuando más quiero sentir tierra firme bajo mis zapatillas de vándala.
El antídoto es tan díficil de obtener a ratos y se me acaban las palabras para pedirlo a gritos. Pero... mi enfermedad me sella los labios, me envuelve en un relomino ESTÚPIDO que nunca ha terminado para mejor.
Mi enfermedad es constante como yo misma. Constante selectiva.
Me recupero y recaigo.
Me empiezo a sentir mejor...

.

Yo nunca quise hablar tanto, hablar del todo. Hablar es un acto de sabotaje, un mar de jadeos frustrados. Un ahogo, una carencia, un témpano.
Nunca quise entender las palabras, sentirlas, redondearlas o afilarlas según mi espíritu de destrucción masiva. Entender del todo el habla, no saber que decir, no saber cuando parar.
Tragarme la lengua, sentir su masa húmeda y porosa bajar por mi garganta, forzar unas lágrimas y arcadas. Terminar extenuada.
Hablar, hablar, hablar, hablar, hablar.
Ha-blar.
Nunca quise hablar, quisiera ser despellejada por animales salvajes y que entre tierra a mis heridas abiertas, infectarme y llenarme de moscas. Perder el habla. Si, perder el habla.
Bajas edificaciones.
Altas pulsaciones FALSAS.
Antiguos caminos, recorridos varias veces. (En nuestras memorias nunca antes vistos)
El piso, los cristales, los colores, el brillo del sol.
El camino no existe...

Cielo al descubierto, propenso y peligroso. Despejado para el avistamiento agil. (Faltaban los bosques que esclarecieran la tarde)
Sin sentido unos minutos, recuerdos idiotizados los otros.

[ Recuerdos, el fragmento errante de mi pasado barrido. Sin polvo, sin imperfecciones, sin lágrimas... Humanizado... Racionalizado... No lo estropees... Voces de antes, timbres fuertes, gritos arrogantes... Recuerdos reescritos, para salvaguardar nuestra nostalgia incompleta. ¿Sabes lo que pasó? Que tu existencia y la mia no tenían camino común. Fue un desvío de mi parte, un error que no lamentas de la tuya... ]

Lamento esta tarde y la celebro del mismo modo. Por el sabor artificial que me causa en recuerdos y las ansias del presente, que saben a frutos rojos, que no me dejan entrar del todo, que me tienen en vela y profundamente dormida que me... que me...

Bajas edificaciones que dejan al sonido pasar desnudo, desértico y puro. PERO seco y agrietado.
Nuevamente lo definió la naturaleza, somos... no, fuimos. Fuimos a costa de los deslices de tus menoscabados y heridos recuerdos.

domingo, 25 de septiembre de 2011

R es por Romance y Romance es por la usanza de Roma.

A la usanza de Roma, arderían los pilares nunca sólidos de mis torturas diarias.
No encuentro ningún lago en la aridez de mis recovecos; tantas veces recorridos, tantas veces defraudados.
Mil veces defraudada, de mí misma principalmente, de tantos matices, de tanta farsa... irracional farsa.
Pérdida de tiempo, me pierdo entre segundos.

Ocaso diario, colado en mi craneo vacío. Haciendo insoportable eco de los malestares.
¿Abandono?

No. Idiota, profundamente desesperada.

Negligente.

Me di vuelta los ojos y a donde mire veo oscuridad, pero no la noble falta de luz de aquellos que fuimos, taciturnos caminantes de esas noches que no acaban.
Veo oscuridad por negligencia, por va´cíos que nunca tuvieron un toque de elegancia moderna.
Oscuridad que no se relaciona con los dilemas de la no existencia, si no más bien con la presencia de aquellos defectos que me alejan a kilómetros de la humanidad y la facilidad de sus roces.
Veo aspereza bruta. Pájaros que no alcanzaron a nacer.
Aspereza de un invierno largo pero lleno de sol.
Estación que no avanza.
Estado que no es estado si no constancia.
Cuerpo que no es cuerpo, si no charco.
Ojos que no son ojos si no verdugos.

Sin Título.

Suicidio de día.
Contemplación de las últimas olas.
Vuelo hacia la muerte.
Anuncio de desdicha, de infelicidad.
Cambia de vida, quítatela.

domingo, 18 de septiembre de 2011

SabaDomingos

Unas cuantas veces hemos despertado así.
Mi cerebro repite tus expresiones como diapositivas que no están dispuestas a parar, si cierro los ojos puedo verte, infinitamente adornado por la flojera del día.
Unas cuantas veces he despertado así, a tu lado.
Mis dedos se saben de memoria los caminos secretos de tu espalda y si me reto a mi misma a un juego y decido dejar de moverme y de respirar; sigo sintiendo el ritmo de tus latidos. Las paredes y el suelo vibran y se tambalean como si estuviéramos suspendidos en un puente.
Unas cuantas veces has despertado así. Tan cerca mio.
Y los colores saturados de todo cuanto te rodea desaparecen al abrirse tus ojos.
Hasta el sol se opaca y las horas corren raudas, ante el frenético despertar de nuestras conciencias.
Estamos inmersos en profunda telepatía.
Sentimos juntos una lluvia tibia bajar por nuestras espaldas.
Miramos pasar el tiempo desde una madriguera escondida, descanso en tu pecho y tomas mi mano, despertamos así unas cuantas veces, las necesarias para sentir que no quisiera despertar de otra forma.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Guido.

Extrañaré, lo tengo claro. Mi personalidad bucólica no me dejará otra opción.
La nostalgia me asaltará al doblar una esquina; así como ahora, que cuando cruzo la calle un soplido del pasado me hace cerrar los ojos y apretar las manos.
Me angustiaré y no tengo nada que hacer al respecto, son cosas que sucederán de todas formas, yo sólo espero y vivo.
Respiro hoy y extrañaré este aire después.
Es lo humano, es la fibra de vida que se cuela en mi ojo.
Lloraré irremediablemente porque lágrimas siempre me han sobrado.
Reiré irremediablemente, los músculos de mi cara se tensan en sonrisas hoy, ¿por qué no habrían de hacerlo después?
Y bueno, nada de cierto tiene el futuro y por eso no le temo tanto, básicamente ni siquiera creo en el.
(no creo en el futuro, no creo en el dinero, no creo que mis suspiros por ti se apaguen)
Vivo aquí y allá en tus besos.
Ya no sé donde estuve, ya no me importa donde descansé antes mis angustias ventisqueras.
Carezco de talento para decirte todo esto con otras palabras.
Búscate otro genio que se parezca más a Guido, oh Guido que lo destruiste todo. (Y aun así renaciste de esa miseria tuya, que en un par de minutos me robé y la hice tan mía)

martes, 13 de septiembre de 2011

Sueño psicótico

Atravesando las dimensiones conocidas, llegué a mi futuro estridente.
Supe de mil cosas que antes no hubiera podido siquiera imaginar.
Recordé este día en particular.
Abrí mis ojos y aun en el techo se proyectaba un mar de arena que bajaba hasta yacer en mis pies helados.
Disfruté nerviosa de la falta de certeza de nuestras miradas extraviadas en la locura en que nos sumergimos cuando las cosas no tienen absoluto sentido y están sucediendo ahí mismo.
Nuestras risas se confunden con el sonido de la arena arrastrándose, elevándose y estrellándose sobre más arena. No tiene sentido alguno y por eso nos hizo felices.

lunes, 12 de septiembre de 2011

La tarde gris que se manchó de brillo

Cosas de aquí y ahora me saben a sueños.
Quisiera recordarlo cuando se tiñe de azul mi sangre.
Padezco miserias que están tan atraídas a mi carne que son evidentes.
Los soles de días como hoy entibian las bajas temperaturas de mi fiebre inversa.
Quisiera recordarlo luego, cuando las campanas de la iglesia de abajo anuncian mi descenso enmohecido a los abismos de los que me compongo.
Permanecer en el limbo de terciopelo y espinas, la suavidad quemante de la conformidad de los días, el suave perfume que perfora los pulmones. El dolor casi sagrado de sentir por otro, lo que no se siente por sí mismo.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Abandonando

Cuando en mis años jóvenes fui lo más parecido a una turista pero sin serlo, paseaban mis zapatillas por las rocas de la costa olvidada, callejones impuros cerca del muelle pesquero.

Me detuve ante algo que llamó mi atención, en una muralla vieja… un letrero de luces de neón, colores vívidos que no había visto antes. ¡No podía ser real!

Estaba en trance y de momento a otro el letrero ya no estaba, me sentí Harry Haller en el norte de Chile; ciudadana abstraída en la cúpula ploma, cuidad gris y también animal que rasca sus uñas en la arena