jueves, 12 de enero de 2012

Cielo que se deja llevar por el viento.
Obsesiva mi forma de narrarlo todo.
Pelo revuelto en el que duermo.
Brazo brillante que es mi almohada.
Barcos sin dueño deslizándose en el fondo.
Nubes bailarinas de tristes movimientos.
Etérea moraleja del paisaje.
No hay descanso en las ilusiones.
No hay tierras firmes en la acuosa imaginación.
Atardeceres que me pierdo.
Dolores culpables.
La cabeza me da infinitas vueltas.
Los viajes de mis dientes apretados... cada siesta, cada siesta solitaria.
Mis manos indefensas en cada siesta, en cada siesta ermitaña.
Despertares confusos, aislados, desolados.
Viento que se lleva todo.
Obsesiva mi forma de narrarlo todo.

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